lunes, 5 de diciembre de 2011

Arribos y partidas.

Observó a su alrededor. Tiendas, gente con valijas, caminando perdidos, o buscando a alguien. Soltó un suspiro al aire y metió sus manos dentro de su abrigo negro. Mientras mordía su labio pensaba que no podía soportarlo más. Quitó una mano y comenzó a rascarse la cara, a jugar con su cuello. ¡Vaya si estaba nervioso! Temía cómo reaccionaría luego de tanto tiempo sin verla.
Jamás pensó que iba a volver a tenerla cerca después de haberse ido así. Simplemente se acercó a su casa y le dijo que se marcharía. A él se le había acabado el mundo ni bien ella pronunció esas palabras, aunque solo llevaban 10 meses de relación.
Una mujer dijo algunas cosas en el altavoz, seguido de un número de vuelo. El revisó el papel que llevaba en su pantalón e hizo un sonido con la boca. No, ese no era su vuelo.
Y ahí estaba él, parado debajo del cartel de ‘Arribos y partidas’ cuando la mujer dijo otro número y la vio llegar.  Ella soltó su equipaje dejándolo caer al suelo y fue corriendo directamente hacia él. Dieron una pequeña vuelta en el abrazo y la muchacha, bastante más baja que él, ocultó su cabeza en su pecho mientras él la tapaba con sus brazos.
- Joseph – susurró, mientras acariciaba su cabello y olfateaba su cuello, en busca de su característico perfume – te he extrañado tanto –
- Sí yo… yo también – Era costoso para él pronunciar esas palabras sabiendo que en los últimos meses no había llegado a pensar en ella. Estaba seguro de que no volvería jamás –
- No puedo creer que estoy aquí – dijo y se separó de él para mirarlo a los ojos. Pasó su mano por la nuca y en puntitas de pie se preparó para besarlo. El cerró los ojos y acortó la poca distancia que había entre ellos. Se sentía en el cielo. –
- Gracias por volver Sammie, gracias por no dejarme condenado a la soledad para siempre – ella rió estruendosamente, él la miró con desconcierto –
- No iba a dejarte solo, tontito – y tocó su nariz con el dedo índice - ¿Pensaste que jamás volvería? - 
- Jamás perdí las esperanzas de que lo hicieras – volvieron a unirse en un beso, que lo despertó de aquel sueño que él creía estar soñando – Estas diferente – y si lo estaba.  La antigua castaña ahora estaba pelirroja, y su corte carré estaba reemplazado por una larga melena ayudada por extensiones, creía él, que llegaba hasta su cintura.  – Me gusta tu cabello, ahora puedo jugar con él cuando te abrace –
- Sabía que te gustaría, tienes cierta obsesión con mi pelo – él sonrió de costado, mientras ella tomaba sus cosas y le extendía la mano a Joe para que comenzaran el camino a lo que, ahora sí, podía llamar hogar. –

jueves, 1 de diciembre de 2011

Oh, Caroline.


El rubio conducía a toda velocidad, con enojo. Golpeaba el volante con sus manos e insultaba al aire. Hizo algunas cuadras así y luego se tiró hacia la banquina y detuvo el motor.  Los recuerdos inmediatamente inundaron su cabeza.
“- ¿En dónde has estado? – preguntó Caroline, él rodó los ojos –
- Te dije que estaría en la casa de Richard – prostestó –
- Podrías haber llamado – replico Caro en forma de reproche –
- No quise hacerlo ¿Sí? No tuve ganas de llamarte. –
- ¡Oh, pero si tuviste ganas de quedarte allí hasta las 5 de la mañana! – gritó ella, y continuó – tengo un examen importante mañana, Dougie, y no he dormido nada por tu culpa. –
- Es tú culpa por quedarte despierta. –
- Es tú culpa por estar siempre afuera –
- ¿Siempre afuera? Es la primera vez que salgo con Richard en meses, no puedes culparme  por tu falta de confianza en mí. –
- Sí que puedo hacerlo, tu siempre estas mirando a otras mujeres  y …. – ”
La discusión había durado hasta las 6:40 am, un vecino se acercó, tocó timbre y preguntó si todo estaba bien. Dougie salió enojado de la casa y condujo hasta un lugar desierto. 
- No puedo con esto Caroline – dijo por la línea telefónica. Ella lo había llamado –
- ¿Entonces esto se acabó? – hubo un silencio en la llamada - ¿Hola?
- Lo siento Car, pero sí. No puedo seguir con tus reproches. No puedo más. – y colgó. –
____
Era el día anterior a su cumpleaños. Dougie había estado esperando ansioso ese día, pero ahora que todo con Caroline había salido mal, ya no quería saber nada con esa fecha.
- No puedes cancelarlo todo solo porque cortaste con Caro – se quejó Harry –
- ¿Qué quieres que haga? No estoy de ánimo como para festejar nada – contestó honesto y se paró en busca de una cerveza –
- Dougie – dijo Danny, tomándolo del brazo – no dejes que Caroline te arruine. Tienes que vivir –
- No quiero hacerlo sin ella – musitó alejándose –
- ¿Y qué haremos ahora? – preguntó Tom –
- No hay nada que hacerle. Estoy seguro como de que me llamo Harry, de que Dougie no cambiará de opinión ahora –
Una vez solo en casa, Poynter solo se dedicó a dormir. Tanteaba el espacio sobrante en su cama y recordaba a Caroline, que solía llenarlo. Una sonrisa se formó en su cara cuando pudo oler el perfume de su ex novia, que seguía en la almohada.  La tomó y la abrazó, así fue como cayó dormido.
______
El 30 de noviembre había llegado, la casa estaba silenciosa porque los chicos se habían ido ya, porque al otro día debían ir a trabajar. Dougie había aceptado hacer algo pequeño en casa, así que se habían reunido.  
Un suspiro retumbó en todo el lugar, se sentía solo, muy solo. Faltaban las carcajadas de su novia, el ruido de la música sonando, faltaba la felicidad.  Lo que él no sabía es que a menos de una cuadra de su casa, una muchacha caminaba bajo la fuerte lluvia en dirección a su hogar.
Caroline llevaba una bolsa grande, que ahora se encontraba empapada. Se paró bajo el pórtico y tocó el timbre esperando que él atendiera. Dougie abrió lentamente la puerta.
- Ca… Caroline – dijo tartamudeando - ¿Qué haces aquí? – una media sonrisa se formó en el rostro de aquel muchacho que sentía que su suerte había cambiado abismalmente –
- Te dije que tenía una sorpresa para ti, no podía no dártela. Oh, y además hay chocolates dentro de la otra bolsa.  – la voz le temblaba, estaba llorando – te estuve extrañando, Doug. Por favor no peleemos otra vez. –
- Caro – susurró, y la estrechó entre sus brazos mientras se unían en un tierno beso. Él corrió un mechón de cabello de la cara de su novia y le juro con la mirada que no volverían a pelear otra vez. –

miércoles, 30 de noviembre de 2011

24 añitos.

No quería escribir nada porque me pongo algo sensible, pero no puedo dejar que tu primer cumpleaños (desde que soy fan) pase así como así. Poynter, vos no te das una idea de lo que significas para mí. No tenes ni la más pálida idea. Sos cada respiro que doy, cada paso, cada sonrisa. En cada carcajada mía estas vos. Te nombro todo el tiempo, te sueño, te amo, te odio, te vuelvo a amar. Siento cosas por vos que no siento con nadie.
 Me encantaría conocerte ¿sabés para qué? para poder decir que vi en carne y hueso a la persona más cercana a la perfección. Si me dieran la chance de poder decirte algo, te diría que tenes la sonrisa más hermosa que conozco y que sos lo más lindo que tengo (aunque en realidad no te tengo). Me sacas adelante siempre que tengo un problema, porque te miro y encuentro inspiración, una razón para seguir adelante con mi vida y para ayudar a mis amigas a seguir adelante con la de ellas.
Escuchar tu voz es... una de las mejores cosas que le pueden pasar a mis oídos. Me transmitís paz, alegría instantánea e inmediatamente una sonrisa boba aparece en mi cara. ¿Tonto, no? Mi corazón se salta un latido cuando te oigo.
¿Lo más ridículo de todo? Empecé a buscar el bajo en todos los temas desde que me 'enamoré' de vos. Sí, lo sé, soy tarada ¿pero qué le voy a hacer? me da un placer interno escucharlo, que no puedo ni expresarlo con palabras. Me da un 'adsfdafasdasdf', que me dura como por 20 minutos.
Te deseo felicidad en la vida, felicidad con McFly, con Lara, con todo. Gracias por, sin querer, hacerme feliz todos los días. Sos el aire que respiro Dougie, y no quiero que cambie.

lunes, 10 de octubre de 2011

Desde ahora, con la cabeza en alto.


Voy a dejar de hacer entradas como estas, porque no puede ser que siempre todo recaiga en el mismo tema. Estoy harta de sentirme inferior a las amigas del chico que me gusta, estoy cansada de sentir que ya no puedo más con esto. Es que... lo quiero. Lo quiero en serio y no se lo voy a decir, no hay forma remota de que se lo diga. Y veo a esta chica, de mi curso, que es su amiga y digo ''¿Por qué no soy yo?'' Tengo que dejar de ser tan tímida, y tengo que dejar de escribir sobre él acá porque me está pudriendo la cabeza. En el blog pasado que tuve, escribía siempre de él (otro él), y lo terminé cambiando, porque me di cuenta la mierda de persona que era él  y ademas lo estúpida que estaba siendo yo. No quiero que me pase lo mismo con este blog, no quiero dejarlo porque me gusta.
Me voy a ir a la mierda más profunda, si total no me van a extrañar. Me voy a ir la remismisima mierda y listo.
Ademas de que soy una terrible persona porque no llamo mi amiga que en serio tiene un problema, y en vez de preocuparme por eso, pienso en este gil que no me da ni la hora (porque yo no le hablo).  No se que hacer con mi vida.
Quiero dejar de estudiar para no sentirme inferior, quiero aceptar que un 8 en una evaluación no es malo. Es bueno, no me jodan más. ¿Por qué me sobre exijo a mi misma? ¿Por qué quiero siempre ser la mejor? No entiendo. Es decir... estoy orgullosa de mi misma, y no estudio para ser la mejor, si no que estudio porque quiero ser inteligente, no quiero ser una ignorante que escribe baca con b y vurro con v, pero tengo que admitir que bueno, no todo siempre es lo que uno quiere, y si me saco un ocho en una prueba no la tengo que achucharrar como hice con las dos de inglés, porque muchos estarían deseando esas notas.
Tengo que aprender a valorarme a mi misma, aprender a quererme.  Nada me puede detener ¿Ok? nada. Soy fuerte, no soy una cualquiera que se regala por dos pesos, no. Soy alguien, y les pesa a todos eso. Y si me tengo que regalar para que los chicos me den bola, entonces bueno, me quedaré sola para siempre, pero yo no pienso regalarme frente a nadie, porque, quieran o no, soy mucho más que algunas personas.  Les guste o no valgo más que alguna gente. (por ejemplo, un pendejo que me viene a afanar, bueno, soy más que eso, mucho más).
Listo, así es como se acaba todo, a mi no me pisan más, desde ahora, la mirada en alto.

martes, 13 de septiembre de 2011

Solo por un rato.

No se que hacer, honestamente. A mi me parecía que esa chica era más que tu amiga. ¿si no cómo se explican las publicaciones de ella en tu muro? Y ahora quiero llorar, lo que faltaba. Pero no lo voy  hacer. ¿Tengo derecho a prohibirte ser feliz? No, si no soy nadie para vos. Ojalá fuera diferente, no vos, si no yo. Ojalá yo fuera rubia, alta, y divina. Ojalá me atreviera a  hablarte, ojalá encontraras mi blog y te dieras cuenta de lo que siento por vos. Aunque mejor no, si total vos ya tenés otra persona que siente lo mismo. Las cosas no van a cambiar porque vos sepas lo que siento.
Necesito salir un poco al aire libre y pensar, idear una forma de sacarte de mi cabeza, aunque sea difícil, de alguna manera lo tengo que hacer. Tenés que irte, Franco, salí. Basta. No quiero que me sigas gustando, no quiero acordarme de vos cada vez que escucho tu nombre, no quiero escuchar ''All I Wanted'' de Paramore y pensar en vos. Quiero estar como antes, quiero que solo me parezcan lindos algunos chicos, pero que vos no me gustes. Quiero retroceder un poco el tiempo, no quiero tratar de conocerte, no.
Quiero ser yo la que te agarre de la mano, quiero ser yo la que te publique en el muro, quiero ser yo, ¿por qué no puedo ser yo? dejame entrar en tu vida, yo soy buena. No te voy a lastimar, te lo prometo. Vamos a escuchar música juntos, y vamos a mirar películas los días de lluvia, vamos a hacer boludeces, por favor, dame una chance.  Haceme darme una cance a mi misma. Haceme sonreír, que yo te voy a sacar una carcajada de agradecimiento. Por favor, decime que no estas con ella. Decime que no, no, no.  Reitero, no soy nadie para decirte que no seas feliz, pero... me cuesta. Me cuesta admitir que tu felicidad es con ella, no conmigo, me cuesta aceptar que vos queres caminar de la mano con ella, no con la pelotuda que esta acá escribiendo esto. Quiero irme lejos, quiero irme lejos y que vos sientas mi ausencia, quiero viajar y olvidarme por un rato, solo por un rato, de vos.

miércoles, 31 de agosto de 2011

No soy suficiente para nadie.

Por favor, por favor no tengas novia. Por favor no me dejes sola. Odio no saber nada de nada sobre vos. Odio no saber si estas enamorado, si no te gusta más esa persona, odio todo.
¿Y por qué tengo que estar acá carcomiéndome la cabeza? ¿Por qué no puedo dejar de pensar ni un poquito en vos? Desde marzo estamos así ¡Basta!
Pensé que.. no sé, quizás había evolucionado en una raza de super humanos que no se enamora, pero no, acá estoy, medio enamorada de un chico que ni me registra, que pasa de mi olímpicamente.
No se que es lo que siento ahora. Es una especie de torbellino de emociones que no me deja sentir detalladamente. Solo siento una opresión en el pecho, ganas de llorar. Me prohíbo a mi misma hacerlo. No, no voy a llorar, aunque quiera hacerlo, no.
Y lo peor de todo es que vos no te das una idea de lo que me cuesta ver cuando la saludas a ella, o lo que me duele no ser yo la que te deja los ''te amo'' en el muro.
Miles de amigas mujeres tenés, ¿por qué no soy valiente y te hablo para ser una de ellas? ¿Por qué simplemente no soy un año más grande y estoy en tu curso?
Me gustaría atrasar el tiempo y no ir a comprarte los libros a principio de año, retroceder y no conocerte, así me ahorraría esto ahora. Igual no, no me arrepiento de haberte conocido, soy feliz cuando te veo, y no estoy bien cuando faltas, pero me parte el alma ver  como todas ellas te abrazan y yo me quedo ahí en un rincón mirándote en secreto. Por que sí, estas lleno de amigas mujeres porque sos medio...afeminado. Cuanto te apuesto a que debo ser la única en el colegio que siente algo como lo que siento yo, por vos, y no porque seas feo, si no porque no sos un chico que llama la atención por su belleza, sos normal, pero para mi sos hermoso. Con esos rulos despeinados, con tu piercing en la ceja que a veces brilla porque le da el sol, con esa sonrisa de oreja a oreja que siempre tenés, con tu forma de caminar, con todo. Para mi sos precioso, pero no sos mío, sos de ellas. No se si tenés novia, creo que no. espero que no. pero tus amigas son como millones de novias al rededor tuyo. ¿Lo peor? cada una es más linda que la otra, yo no tengo punto de comparación. Al parecer, no soy suficiente.

sábado, 13 de agosto de 2011

Nueve meses han pasado.

El trece de noviembre de 2010, una amiga y yo tuvimos la oportunidad de cumplir un sueño: Ver en concierto a los Jonas Brothers.
Ese día me desperté temprano, no se si porque no tenía sueño, o por los nervios (apuesto más a la segunda) y empecé a organizar todo, a saltar, a cantar. Y así estuve hasta que me llevaron a la casa de esta amiga que, amablemente, se ofreció a llevarme junto a ella.
Llegamos aproximadamente a las ¿3, 4? No lo se en verdad. Solamente sé que llegamos y tuvimos que hacer una larga cola con otras chicas que también estaban llorando, porque si, nosotras estábamos al borde del llanto, o al menos yo.
Se que mucha gente no puede entenderlo, pero es lo que me pasa a mí, es como yo vivo las cosas. No tengo otra forma de expresar mi amor por ellos que llorando, o gritando, o cantando sus canciones, y no me importa que me llamen obsesiva, porque yo estoy orgullosa de ser así, y de tener amigas así. Estoy orgullosa de lo que ellos provocaron en mi en estos 4 años y nueve meses.
A una nena de 10 años le dijeron que iba a ser pasajero, ahora esa nena tiene 14. No se, ustedes fíjense.

viernes, 12 de agosto de 2011

Charlotte's Rain.

Play :)
Corrió la cortina y tomó un sorbo de su taza de café. Suspiró y el vidrio quedó marcado a causa de su aliento. No estaba de humor, para nada.
Llovía fuertemente y se desataban grandes ráfagas de viento, tan fuertes que lograron abrir una ventana. Él se acercó corriendo y comenzó hacer fuerza para cerrarla, cuando varias gotas lo salpicaron en la cara. Cerró los ojos y dejó escapar una leve risita, en un tono bajo. Varios recuerdos se instalaron en su mente, carcajadas, salpicaduras, el olor a la tierra mojada.
“El chaparrón se había largado justamente sobre su cabeza, y aunque corriera sería inútil, ya estaba empapado, entonces decidió caminar a un ritmo normal, aunque la gente se lo llevara puesto. Cruzó la calle y abrió su paraguas, pudo observar a una muchacha parada en el medio del parque, mirando para arriba.
- Hey, si quieres puedo prestarte mi paraguas. – le dijo, y la muchacha lo observó con unos enormes ojos azules. Él se quedó helado. –
- ¿Paraguas? Já, yo no quiero uno de esos. ¿No te fascina mojarte? – le dijo la muchacha –
- ¿En realidad? No – rió ante la cara de desconcierto de la chica – En serio, no me gusta sentir que mi ropa pesa el doble que yo. – comentó –
- ¡Por Dios! – se horrorizó en broma - ¿De qué planeta eres? Ven, te mostraré. –
- ¡Espera! – dijo él – ¿cómo es tu nombre? – le preguntó –
- Charlotte. ¿El tuyo? – preguntó ella mientras extendía la mano –
- Tom… mi nombre es Tom. – El rubio aceptó la mano de la morena que, corriendo, lo llevó de vuelta al parque del que se había alejado algunas cuadras, mientras caminaban bajo las lágrimas del cielo. –
- Bien, lo primero que tienes que hacer es cerrar los ojos. ¿Has notado alguna vez que cuando cierras los ojos, todo se siente más profundo, distinto? – En verdad, Tom nunca había notado eso, pero ahora le parecía cierto, la lluvia se sentía diferente con los ojos cerrados –
- Bien ¿Y? Sigo sin estar feliz por estar empapado – replicó, firme en su postura –
- Extiende tus brazos, testarudo, y mantén los ojos cerrados. Apuesto a que jamás te has detenido tampoco a sentir como caen las gotas sobre tu cuerpo, ¿no? – Tom movió la cabeza de forma negativa – lo supuse. – contestó ella –
- Bueno… esto comienza a ser raro. – dijo él –
- ¿Raro? Para mí esto es lo más normal. Suelo correr bajo la lluvia. – Tom la miró más que extrañado –
- No eres normal… Charlotte. No lo eres. – Ella rió estridentemente, Tom la siguió –
- Sabes, eres la persona mil quinientos treinta y dos que me lo dice, pero eres la primera que siento que lo hace sin malas intenciones, así que gracias. – lanzó una pequeña carcajada y continuó hablando”
Se levantó del sillón, lanzó un suspiro, observó otra vez por la ventana y el clima seguía lluvioso. Decidió ir por su abrigo y salir a enfrentar a la lluvia, y también a sus recuerdos.
“- ¿Tom, eso que llevas ahí es un paraguas? – preguntó Charlotte indignada. – No puedo creerlo, eso es una traición a tu pobre novia. – dijo ella – sabes que los detesto.
- Vamos, Charlie, está lloviendo demasiado, creo que en verdad deberías usarlo. – Ella lo miró con el ceño fruncido. – Ok, sé que no lo harás. – Ambos rieron –
- ¿Sabes que te quiero, no Thomas? –
- Lo sé desde ese día en el parque. – La tomó de la mano y emprendieron el viaje hasta la casa de Tom, sin un paraguas que los tapara”
Tom caminó con la mirada gacha, observando el suelo. Pasó por una florería y compró una hermosa rosa roja, para ella. Cuando llegó, se decidió a hablar.
- ¿Sabes? Te he extrañado mucho este tiempo que ha pasado, Charlie. No sé si pueda seguir así mucho más. Necesito que me abraces, que estés conmigo. No he salido a caminar bajo la lluvia desde el día en que te fuiste. Habías hecho que me guste, pero ahora lo detesto, lo aborrezco, en verdad. Y sí, sé que debo seguir con mi vida, pero no puedo hacerlo si en cada día de lluvia se me viene tu imagen a la cabeza. Siempre me dijiste que la lluvia tenía un significado especial para ti, ahora te entiendo, vaya si lo entiendo. Lo estoy viviendo en carne propia – concluyó, y arrojó la rosa a la tumba. 

- Charlotte Williams. 1987 – 2007 –  “Te recordaremos hasta que la lluvia deje de caer” –

domingo, 31 de julio de 2011

Once de Marzo.

Inspirado en Jueves, de La Oreja de Van Gogh.

Lunes 18 de Octubre 2003, Madrid, España (7.10 am)
Era apenas su segundo año en la universidad,  diseño gráfico era lo que había decidido estudiar, pese a que tuviera que tomar un tren para llegar. El lugar estaba lejos pero a ella le encantaba.
- Un boleto, por favor. – dijo tímidamente mientras buscaba el dinero para pagar en su bolsillo izquierdo. Le dio la plata a la muchacha y le susurró un “gracias” acompañado por una pequeña sonrisa. Esa sonrisa, en realidad, no iba dirigida hacia la chica de la boletería, si no que se asomaba porque ya sabía lo que iba a ocurrir después.
Desde septiembre, para ser exactos desde el  2 de septiembre, que se encontraba con el muchacho que había comenzado a quitarle el sueño.
Ingresó al tren con un brillo especial en los ojos, se sentó en su asiento favorito, que por suerte estaba vacío y comenzó a esperar. El joven al parecer iba retrasado, porque casi siempre estaba dentro cuando ella llegaba.  La espera le dio tiempo para pensar, para maldecirse a sí misma. Ella creía que si fuera más guapa, un poco más lista, o si fuera especial, si fuera de revista tendría el valor de cruzar el vagón y preguntarle quien era.  Él no va a venir pensó ella, pero antes de que sus pensamientos cantaran victoria, llegó al tren.  Tenía las mejillas rojas, seguro por correr, y la respiración algo entrecortada. Se sentó  en el asiento frente a ella sosteniendo con sus manos el bajo que estaba dentro de su funda. Sus ojos marrones se posaron en él.
Jamás se había percatado de que en realidad, no lo conocía. Lo único que compartían el extraño y ella era el vagón.  Apartó su mirada de él. En realidad sabía varias cosas, pero todas las había aprendido por verlo. Sabía que su nombre era Dougie, al menos eso decía el estuche de su instrumento musical, y sabía que era inglés porque más de una vez lo había oído hablar por celular en ese idioma.  Sabía también que hablaba español con facilidad, pero que a veces su acento lo delataba un poco. Un débil sonido la sacó de sus pensamientos, lo miró por segunda vez.  El muchacho soltó un bostezo al cristal, dejándolo empañado. En él dibujó una cara sonriente. Y ella se sentía tan idiota que escondió su cara un poco más en su bufanda. Se sentía tonta porque hasta verlo bostezar, que era algo tan natural, le parecía lindo y especial en él. Por contagio, bostezó también y los ojos celestes de él se posaron sobre los marrones que ella poseía. Vergonzosamente corrió la cara hacia la ventanilla y ruborizada, comenzó a pensar en el que rubio tenía unos ojos bastante pequeños, y que cuando sonreía parecía que eran inexistentes.
Martes 9 de Diciembre 2003, Madrid, España (7.30 am)
Dougie estaba sentado frente a ella, como siempre, lo cual hacía que las mejillas de la muchacha tomaran un color rosado que la hacía sentir feliz.
Sus largas y frondosas pestañas, que acompañaban a sus ojos marrones verdosos, miraban hacia un punto fijo en la pared. Estaba concentrada en sus propios pensamientos, pero una sensación de incomodidad la invadió. Sentía que alguien la estaba mirando y entre todas las personas se puso a buscar al dueño de esa mirada. Jamás se imaginó que él la iba a volver a mirar, pero ocurrió, por segunda vez los ojos azulados del rubio se detuvieron en ella. El muchacho bajó su mirada,  y ella sonrió. Era de estatura normal, tirando a baja, y que sus mejillas estuvieran sonrojadas lo hacían ver más adorable. Luego de unos minutos, la estación en la que él bajaba siempre, llegó.  Pudo percatarse de que las expresiones del chico pasaban de ser alegres y tranquilas a tristes en un instante.  Mientras el tren paraba, él la volvió a mirar. Ella se miró la ropa y recordó que, pese al frío, había escogido su ropa más bonita, sólo para él. Y supuso que por eso la estaba mirando. Solía hacer eso, se colocaba maquillaje y ropa linda, y siempre antes de subir al tren se miraba al espejo, para ver si todo estaba en orden. El muchacho bajó y ella suspiró. Había pasado otro día más y seguía sin hablarle. Se sentía torpe. Muchos le habían hablado, una conversación corta, típica entre extraños. Qué frío está el clima, ¿tienes hora?, algo así, nada más, pero no, ella seguía con sus labios bien juntos.
Jueves 11 de Marzo 2004, Madrid, España (7. 26 am)
Y así pasaron los días, de lunes a viernes, como las golondrinas del poema de Bécquer. De estación a estación, iba y venía el silencio. Había ensayado mentalmente que cosas decirle al muchacho que estaba sentado justo en frente, como siempre que podía, pero no le salían las palabras correctas. No podía expresarse.  Lanzó un suspiro al aire y dirigió su mirada al chico del tren, como ella le decía. Sus amigas aseguraban que estaba obsesionada, pero ellas no entendían. El chico era un misterio para ella, un misterio que quería resolver pero no lo lograba. Se levantó del asiento y le dejó el lugar a una mujer embarazada, ella sonrió de lado en señal de ternura. Lo había visto hacer eso unas cuantas veces, con embarazadas o con señores mayores. Eso era otra cosa que sabía de él. Y también le conocía la forma en que movía las piernas cuando llevaba su iPod y escuchaba música. Y en verano, sus tatuajes, que se dejaban ver a través de las mangas cortas. Hoy, por alguna razón, le parecía que estaba más lindo, que tenía algo diferente. Quizás era solo su imaginación, como ayer no había ido a la universidad, no lo vio, entonces podía ser solo porque lo extrañó.
Y de pronto sucedió, la mira, y ella lo mira, el muchacho suspira levemente, ella cierra los ojos avergonzada y lo único que escucha es el ruido del tren andando. Él aparta la vista. La muchacha apenas respira, se siente pequeñita y comienza a temblar. Y entonces ocurre, se despiertan sus labios, susurran su nombre tartamudeando.
- ¿D-Dougie? – pronuncia ella, débilmente, pero lo suficientemente alto como para que él escuche. Ella imagina que está pensando ¡Qué chica más tonta! Y se quiere morir, que la trague la tierra –
Pero el tiempo se para, Dougie se levanta en dirección a ella, toma el asiento vacío a su lado y le dice:
- ¿Sabes? Yo no te conozco y ya te echaba de menos. – su voz era suave, no muy gruesa, encajaba perfectamente con sus facciones. – Todas las semanas, rechazo el directo y elijo este tren
Fue ese momento en el que ella se dio cuenta de que había notado su ausencia en el tren, él también la buscaba con la mirada.
- Estaba enferma, pero ya estoy bien – contestó nerviosa – Mi nombre es Victoria.
- El mio Dougie, aunque al parecer ya lo sabes – le respondió con una sonrisa  y estrecharon sus manos.  Su piel era suave pero a la vez áspera, sus manos eran típicas de músico. –
Y así transcurrió el viaje, se contaron de sus vidas. De la razón por la cual ambos tomaban ese tren y ahí se enteró ella de que Dougie había tomado ese tren por error una vez pero desde que la había visto no había dejado de tomarlo. Un día especial, este 11 de Marzo. Al menos para ellos.  Llegaron al túnel previo a la estación y la luz se fue. Un ruido ensordecedor aturdió a los pasajeros y cuando Victoria dejó de sentir sus piernas supo que algo estaba mal. Lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, y entre escombros encontró la mano de Dougie, del chico del tren, que se encontraba atrapado bajo algunas cosas.
- ¿V-Victoria?  - esta vez era él el que pronunciaba su nombre tartamudeando. Ella quiso responder pero no le salían las palabras. El dolor punzante parecía no querer dejarla hablar. –
Con sus manos fue buscando la cara del muchacho, hasta encontrarla y unir sus labios. Ellos sabían que era el inicio de una historia, pero jamás se imaginaban que también sería el final.
- Te quiero – le dijo ella, y le regaló así el último soplo de su corazón. –

Madrid, 11 marzo 2004, 7.37 horas. Una bomba explotó cerca de la estación de Atocha. Un minuto después dos bombas procedieron a explotar en el mismo tren. A las 7.39 cuatro bombas más explotaron destruyendo otro tren a unos metros de esa estación. 190 muertos y más de 1.500 heridos.

viernes, 15 de julio de 2011

Derrotada.

Tengo solo catorce años, no pueden ponerme todos los problemas juntos a mi. Mi mejor amiga se corta, y nos mintió. Un idiota, que ella eligió para que sea su canal de comunicación, sabía que lo hacía y para atraerla se empezó a cortar el también. ¿Cómo se supone que tengo   que reaccionar ante todo esto, sabiendo que mi amiga puede estar al borde de la muerte?
Tratamos todo, nadie puede decir que no, pero ya no se. Las fuerzas se me fueron todas por la boca la última vez que le hablé, y lamento admitir que creo que es momento de rendirme. Se que no es correcto, que no tengo que hacerlo pero ¿qué mas da? Si a ella no le importa su propia vida ¿Por qué me tiene que importar a mí, que ya lo di todo?
Lloré hasta mi última lágrima, di todo, todo, pero no pienso dar más.
Espero que se de cuenta del gran error que está cometiendo, que se de cuenta de que esto es una estupidez, de que le tiene que sonreír a la vida. Al mal tiempo buena cara, al menos eso es lo que dicen.
Y ese ser humano, repulsivo al que ella llama amigo, al que ella decide contarle las cosas... nunca en mi vida sentí algo como lo que siento por él. Creo que estoy experimentando una especie de "odio real" hacia él. Porque admito, ¿quién no ha dicho alguna vez "lo odio" cuando en realidad no lo odiabas? Pero esto es cierto, porque se está metiendo con nosotras, con nuestro grupo de amigas, con la vida de las personas que quiero.
Lo único que espero es que pronto, de alguna manera, todo esto se mejore, porque no quiero tener un trauma de por vida sabiendo que una amiga perdió la vida y yo hice poco para detenerla. En verdad... hicimos mucho, pero ella no quiere entender entonces ¿Valió la pena en realidad? Cuando creímos que realmente iba mejor, estaba yendo peor, porque ¡vamos! ¿a quién queríamos engañar? Era obvio que esto no iba a tener una solución rápida, y mucho menos una solución que esté al alcance de un grupo de chicas de catorce.

lunes, 4 de julio de 2011

Extrañando mariposas.

¿Vieron ese momento en el cual lo único que querés hacer es sonreír?  Bueno, eso es lo que estoy viviendo ahora. No es normal, lo se, pero él saca cada una de mis sonrisas.
Mañana lo vuelvo a ver, escondida, en secreto, pero al menos lo veo. Lo estaba extrañando.
Extrañaba esas sonrisas pícaras que deja salir de vez en cuando, y también esa risa sincera que suele tener siempre.
Extrañaba oírlo, reírme de alguna tontería que se le ocurriese hacer, y que el sin darse cuenta, y sin ninguna intención, se riera conmigo.
Extrañaba pasar por su lado y sentirme viva, sentirme feliz.
Lo extrañaba. A él, si. Y mucho.
Deseo sentir esas mariposas que siento siempre, revoloteando dentro mío, y deseo también, con mucha fuerza, que de alguna manera se de cuenta de que existo. Todas las semanas deseo lo mismo.

domingo, 3 de julio de 2011

No hay mucho más que pensar, son las 02:49 de la madrugada.

Es tonto lo que voy a decir, pero es lo que me pasa.
¿Nunca sintieron ese cosquilleo incesante cuando ven a una persona? Bueno, eso es, básicamente, lo que siento yo cuando lo veo a él. ¿No es difícil de entender, no? Es que con esa sonrisa que tiene... no se... no puedo explicarlo con palabras. Es como intentar hacer que un mudo le repita algo a un sordo.
Y se va y no viene como hasta el miércoles y yo pienso. Cada día que pasa es un día menos de verlo ¡Y lo que menos quiero es no verlo! Lo necesito mucho. Es gracioso y triste a la vez, porque yo lo necesito pero el puede vivir tranquilamente sin mi, y duele saberlo.
Hay veces en los que veo una pareja que va caminando por la calle y me pregunto si en algún momento será mi turno. No quiero estar sola, sola para siempre. Es mi mayor temor. Y no me vengan con un clásico: ''tenes amigos'', porque los amigos no llenan ese vacío que tengo porque él no es mio. No es lo mismo. Tus amigos no te pueden dar un beso, tus amigos no pueden estar con vos de la mano, no, simple y plano, no. Y me hiere saber que no tengo a nadie para hacer eso, y me duele más pensar que él si puede. Pero yo no, porque no soy de esa clase de gente que puede llegar a enamorar a todo el mundo.
Simplemente soy demasiado tranquila.

sábado, 2 de julio de 2011

Comenzando desde el inicio, deseándome suerte.

Comienzo hoy, en este nuevo blog, por la razón por la cual había dejado de escribir en el anterior.  Crecí.
Y comienzo aquí, pero el otro no se va, solamente va a quedar en mi recuerdo. Supongo que ya no me identificaba con él, que tenía demasiadas cosas del pasado que... ya no quería recordar.
Cambié, mi corazón también cambió su ritmo, mi vida es diferente, yo soy diferente. Mi sonrisa se asoma por razones distintas entonces... no podía seguir atada a entradas que no me parecían propias, que no me conmovían, que no me sacaban un sonrisa.
Así que bueno, así estoy, suspirando por una nueva razón, con sonrojos por una nueva persona.  Con amigos nuevos... en realidad, con menos amigos. Simplemente con nuevas metas, con nuevas ideas para vivir y seguir viviendo.