lunes, 23 de enero de 2012

Proyecto a futuro, quizas.

¾Lumen¾ susurro, sin mucho éxito – ¡Lumen! ¾ exclamo ahora un poco más fuerte, y la luz de mi varita se enciende con rapidez .
Comienzo a caminar por un pasillo, moviendo mi varita hacia todos lados, en busca de una salida. La cabeza se me partía en miles de pedazos y  no recordaba donde estaba, por consiguiente, no sabía como había entrado, ni como podía salir. Empezaba a sentirme atrapada, con un nudo en la garganta que se había instalado para quedarse. 
¾ Lumen¾ oigo que balbucean con nerviosismo en algún sitio, y una luz brillante me da la señal de que no estaba sola – Dios…¾ lo oigo mascullar mientras camina por alguna parte. Sus pasos sonaban cada vez más fuerte, así que decidida me giré sobre mi misma para encontrarme con el muchacho. Para mi desgracia, estaba demasiado cerca.
Me volteé chocando con él. El chico dio un respingo, pero se calmó ni bien vio mi barita. Achiné los ojos.
- ¿Tú? – pregunté mientras mi cabeza debatía si esto era un mal sueño, o una peor realidad.
¾ ¿Tu eres Aria, la de la clase de Lengua? ¾ preguntó incrédulo – Vaya, no sabía que eras como yo – rodé los ojos.
¾No quiero hacer sociales contigo¾ aclaré rápidamente ¾solo quiero saber en donde estoy ¿Podrías decirme…?¾ dudé. ¿Cómo era que se llamaba? ¿Michel, Martin?
- Mitchell – dijo aclarando mis dudas – Mitchell Benson – extendió su mano. Yo la examiné y en vez de tomarla, volví a preguntar.
¾¿Puedes decirme en donde estoy?
¾Cazadores¾ murmuró, y sentí como todo comenzaba a girar a mi alrededor. Lentamente empezaba a recordar las cosas – me desperté en un cuarto vacío hace unos minutos – yo me sostuve fuertemente de la pared, porque sabía que en cualquier momento me caería. Me habían encontrado – ¿Estás bien? – preguntó y me contuvo con sus manos.
¾-Hay que salir de aquí YA¾ le ordené. Él asintió con la cabeza acatando mi orden, sabiendo que de ahora en más, estábamos juntos en esto.
Mitchell Benson estaba en mi clase de Lengua y Literatura. Era un recién llegado que vivía en la parte pobre de la ciudad, en la Pradera. Su presencia en el colegio era extraña, ya que todos los que estudiábamos allí éramos o hijos de un político, o poseíamos cierta fortuna (en mi caso, era ambas). Era alto, de cabello castaño, con un flequillo que caía sobre su frente. Sonrisa blanca y unos adorables ojos miel que te observaban con esa mirada de ‘¿Tienes una monedita, por favor?’ No lo soportaba, y él tampoco a mí. ¿Qué si hablamos? No, nunca. Simplemente nos caemos mal. Quizás es porque ambos tenemos buenos promedios y no dejamos de competir en todo. Es un idiota, no me cae bien, y jamás lo hará, pero si dependía de él para salir de este aprieto (grave aprieto) en el que estábamos, iba a fingir que lo amaba tanto como a mi madre.
Caminamos por los pasillos con cara de asco. El olor que se respiraba junto con el aire, era a muerto. Pestilencia a putrefacción.
¾No puedo resistir más esta peste¾ le dije, y el asintió. Nos quedamos parados frente a lo que parecía una escalera.
¾¿No crees que… fue demasiado fácil encontrar la salida? ¾ Yo hice un sonido molesto con la boca.
 ¾Al demonio, salgamos, vamos ¾ presioné. Subí peldaño tras peldaño, llenándome de moho, hasta que llegué a la pequeña puerta que se encontraba sobre nosotros. La abrí y la repentina luz nos cegó por un instante, hasta que nuestras pupilas se acostumbraron. Ambos  abandonamos el maloliente sitio.
Caminamos por el lugar, callados. Estaba desierto. Mirando  a nuestro alrededor descubrimos un pequeño bosque que se levantaba a unos metros. Caminamos hacia él, también en silencio.
¾¿Qué crees que pasará con nosotros ahora?—me atrevo a preguntar, pero me doy cuenta de que no ha sido prudente cuando Mitchell se cae de rodillas al piso y comienza a llorar. ¾Ok, Benson, lo siento ¿Sí? No quise preguntar eso, vamos, venga, sigamos caminando. —Él se paró con dificultad quitando las lágrimas de sus ojos avellana.
¾No sé qué será de nosotros, Casandra. Tampoco sé si quiero saberlo—Concluyó. Yo tampoco quería saber, de todos modos. Estaba asustada.
¾Nada bueno, puedo asegurarles¾ respondió una voz lejana. Nuestros cuerpos se tensaron y cortamos el paso al mismo tiempo. Cuidadosamente nos volteamos para encontrarnos con la figura negra de un cazador.
El resto de su grupo no tardó en llegar. Portaban lanzas, arcos y flechas, armas de fuego, redes. ¿Acaso nos iban a cazar, cómo si fuéramos presas? Lo último que recuerdo fue que largamos a correr con toda nuestras fuerzas y Mitchell recibió un flechazo en la pierna dejándome sola. Mi paso se detuvo, no pensaba dejarlo ahí, lo arrastraría si fuera necesario, pero no iba dejarlo morir.
¾Alto¾ gritó una voz ¾No disparen¾ Cuando lo vi me sentí enferma, mareada, todo se tornó negro  y estaba claro que había dejado el mundo de la conciencia.
¾Ignis¾ dijo mi primo ni bien me desperté.

Ok, omitan que es una ridiculez y díganme que es hermoso, que estan en la presencia de la nueva J.K Rowling, o Suzanne Collins.

No hay comentarios: